POR MIGUEL ESTEBAN TORREBLANCA (TODO LITERATURA - REVISTA- 2020)
Reside y trabaja actualmente en Andalucía con dedicación exclusiva a la escritura de poesía, traducción y ensayo.
¿Podría usted contarnos un poco de su vida y actividad literaria?
Mi vida ha estado dedicada por entero al periodismo y la poesía. Como periodista aprendí a reconocer valorar y relatar la verdad objetiva de los hechos. Como poeta, las emociones que provocan aquellos hechos. Siempre distinguiendo ambas realidades.
¿Cuáles fueron sus primeras lecturas poéticas y qué autores le influyeron ?
Rompí aguas con Miguel Hernández. Influido por él publiqué mi primero libro, hoy olvidado, “Coplas del vagabundo”, en 1969. Después leí a Juan Ramón y a nuestros poetas exiliados, sobre todo a Cernuda, único digno sucesor del simbolismo de Juan Ramón, heredero a su vez de los simbolistas franceses. Más adelante me influyeron T. S. Elio, Rilke y Hölderlin.
¿Cómo definiría a su poesía?
No sabría. Todo poeta cree que su poesía es única, pero lo único no existe. Mi poesía alarga su sentido a veces de un modo superrealista.
¿Cree que el poeta “evoluciona” en su escritura? ¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?
Ha cambiado, es cierto, y se distinguen tres etapas claras desde 1975, fecha de la publicación de mi primer libro digno de ese nombre, hasta el año 1990; después en 2000 hasta la definitiva escritura de 2008 y mi llegada a la Andalucía en que hoy escribo y vivo contento y feliz.
¿Cómo siente que un poema está terminado y cómo lo corrige?
Es el propio poema al cerrar su rítmica y su sentido lo que determina su término. Lo corrijo de inmediato para no dejar que nada se evada y luego dejo trascurrir el tiempo para sucesivas lecturas y retoques.
¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?
La emoción de algún lector
¿Qué lugar ocupa, para un poeta como usted, las lecturas en vivo?
Un lugar importante pero que a menudo decepciona. pocos poetas saben leer en voz alta sus poemas: Neruda es ya un ejemplo clásico. De citar contemporáneos, me abstengo.
¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, blogs etc?
Me parecerá bien toda forma de difusión de la palabra.
¿Podría recomendarnos un poema de otro autor que le haya gustado mucho?
Desolación de la Quimera de Luis Cernuda.
¿Qué libro está leyendo en la actualidad?
En la actualidad repaso algunos libros de jóvenes poetas que tienen la amabilidad de enviarlos.
¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este camino de la poesía?
Huir de la facilidad
¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?
Pasa por momentos muy difíciles que la llevan a romper sus compromisos morales con la calidad. Pero sobreviven editores que realizan una resistencia heroica.
¿Qué libros ha publicado ?
De poesía:
Coplas del Vagabundo (Ed. de autor, Valencia, 1959)
Antítesis Primaria (Adonais, Madrid, 1975).
Aproximática (Endymion, Madrid, 1978).
Adagio Desolato (Endymión, Madrid, 1985).
Edipo en Chelsea (Ediciones Libertarias, Madrid, 1989).
El Corazón del Glaciar (El Guadalhorce, Angel Caffarena, Málaga, 1990).
Última Línea Rerum (Libertarias, Madrid,1993).
Elogio del Incendiario (Libertarias, Madrid, 1993).
Once poemas en memoria de Paul Celan (Cuadernos del Céfiro, Móstoles, 1996). Plaquette.
Conocimiento de la Llama (Colección “Escritores Valencianos”, Valencia, 1996).
Mysterium, La Puerta Mágicay El Cielo Vacío, trilogía bajo el nombre de La Voz de los Poetas (Calima, Palma de Mallorca, 2002).
El Cielo vacío(Institució Alfons el Magnànim, Valencia, 2003) y sus traducciones respectivas al francés, italiano, catalán y portugués. En sus respectivas plaquettes.
Babel bajo la luna, Trilogía de la Incertidumbre (Calima, Palma de Mallorca, 2005).
Antología Desde la Sima (Poesía 1975-2005), recopilada y prologada por Françoise Morcillo (Alfóns el Magnànim, Valencia, 2004).
Instrucciones para amanecer (Calima, Palma de Mallorca, 2007).
Nueva edición corregida y aumentada de Elogio del Incendiariocon el nuevo título de El Incendiario (La Lucerna, Palma de Mallorca, 2007)
Razón del Mirlo (Renacimiento, Sevilla, 2009)
Nueva edición corregida y aumentada de Conocimiento de la llama (La Lucerna, Palma de Mallorca, 2010)
La Puerta Mágica, Antología 2001-2011. Selección e introducción de Ángel Luis Prieto de Paula (Libros del Aire, Madrid 2011)
Ponient e(Bartleby/Poesía, 2012)
Pasaje de la Noche (Barataria Ediciones, 2014)
La Raggione del Merlo (Edición bilingüe hispano-italiana de «Razón del Mirlo» traducida por Marcela Filippi y publicada por Commisso Editore, Roma 2014)
Cantos de Travesía (Antología personal 2007-2014) publicada en México por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla en la colección «La abeja de Perséfone» , 2014
El Hacha de Plata (Ediciones de la Isla de Siltolá, Colección “Tierra”, nº 75, Sevilla 2016)
Nueva edición revisada de Instrucciones para amanecer, publicada por Ediciones La Lucerna, Palma 2016
Nueva edición revisada de La voz de los Poetas, publicada por la editorial Ars Poetica, Pola de Siero, Asturias, 2017
Nueva edición revisada de Babel bajo la luna, por la colección ‘Aude sapere’ de la editorial Ars Poetica, Asturias, 2018
Diluvi o(Ediciones de la Isla de Siltolá, colección «Tierra», nº 116, Sevilla 2018
Tu nombre es Ero s(Ediciones Tigres de papel, colección «Bengala», nº 34, Madrid 2018)
Huella al rojo,(Antología biográfica en Audio libro editado por La Fonoteca Española, thebooksmovie.com en 2019)
Miguel Veyrat, Passages de L’Aube, ensayo de Françoise Morcillo sobre su obra poética, en la «Collection Classiques pour demain» de la editorial francesa L’Harmattan, 2019
Furor&Fulgor, Ediciones de la Isla de Siltolá, Colección «Siltolá Poesía», nº 89, Sevilla 2020
Nueva edición corregida y revisada de Razón del Mirlo, Colección Pippa Passes de «Buenos Aires Poetry», Buenos Aires, 2020.
Después he cultivado otros géneros como la novela, la traducción de poetas extranjeros y el ensayo, pero la lista ya se haría demasiado larga
¿Cómo es su vida dia a dia?
Muy sencilla, me levanto sobre las 5 y media de la mañana, tomo un desayuno ligero y trabajo hasta las nueve. Salgo a dar un largo paseo hasta los muelles del Guadalquivir y desayuno de nuevo sentado en la terraza de uno de los maravillosos bares de Sevilla. Después del almuerzo y una siesta, paseo de nuevo por mi barrio de la judería hasta la noche en que reviso lo anotado y escrito durante la mañana y el día. Me acuesto temprano. Es una vida muy sencilla de viejo pensionista.
¿Cuál es la pregunta que le gustaría que le hubiera hecho y no se la he hecho?
Su entrevista ha sido muy completa y amena de responder. Muchas gracias, querido amigo.
POR JAVIER GILABERT / FERNANDO LEÓN (SECRETO OLIVO, 2019)
Javier Gilabert: Lo ha sido todo en el mundo del periodismo. ¿Qué le falta y qué le sobra al periodismo que se hace hoy en día? ¿Hasta qué punto la exigencia de la inmediatez y la falta de juicio crítico influyen en el género periodístico actual?
Miguel Veyrat: Le falta, a mi juicio, la honestidad e independencia, rigor en suma, debidas no sólo a causa de la inmediatez, sino por la falta de juicio crítico, como usted dice, debida a su vez a una escasa formación y carencia de interés profesional para aplicar la auto-exigencia necesaria y no caer en aquello que le sobra y que ha herido definitivamente su credibilidad: una ‘titulitis’ crónica y contagiada del cáncer de los ‘tuits’, que son definitivamente los que suministran actualmente ‘la información’. Ante este panorama, los medios escritos, impresos y difundidos, ya sea en tinta y papel o en el modo digital, deberían regresar a los viejos principios de informar con datos ciertos e identificación clara de sus fuentes, dejando para las notas editoriales y artículos firmados todo lo opinable. Es en ese ‘cóctel’ entre información y opinión donde se ahoga a cada segundo la verdad. Se realiza hoy en día un llamado periodismo claramente de estirpe populista y sectario para una población inerme, obnubilada por la televisión y las redes sociales —los medios con mayor dosis de sectarismo— y padeciendo carencias fundamentales de educación que la deja ayuna de voluntad para la exigencia de respeto. Se ha dicho, y termino, que los ‘tertulianos’ han sustituido a los intelectuales, pero sólo en parte; a quien ha sustituido realmente ese espécimen opinante es a los auténticos periodistas.
J.G.: Desempeñó las labores de corresponsal durante décadas y en múltiples ciudades de todo el mundo. ¿Con qué se queda de esa etapa? ¿De qué manera esos viajes, el conocimiento de otros países, han influido en su obra poética?
Miguel Veyrat: No obtuve más que beneficios profesionales que a su vez influyeron en mi poética: me enseñaron fundamentalmente a percibir, entre la diversidad de historias, culturas, razas, religiones, la asombrosa unidad de la palabra poética sea cual sea el idioma local con que se pronuncia. Esa universalidad suprema donde la música de los ritmos busca su equivalencia en el sentido emocional que servirá a la razón para usar la arquitectura del poema al expresarse en cualquier lengua, sea cual sea la latitud en que naciere. Me enseñó por tanto a superar los localismos ideológicos para buscar siempre lo verdadero entre el sinnúmero de indexaciones de normas políticas o estéticas ‘obligatorias’ para el poeta que quiere usar por encima de todo su libertad, aunque deba pagar las consecuencias de su rebeldía para con los brujos de las tribus. Tal poeta no se presentará a premios, no será invitado a concursos de belleza entre vates y rechazará trepar por las cucañas en busca de reconocimiento. Deberá por tanto viajar solo y sólo verá triunfar su propuesta estética cuando logre agrupar lectores que amen la pureza del verso por encima de todo adorno superfluo; remará también contra las corrientes de roma simplicidad que buscan hablar en necio al pueblo que creen tan necio como ellos. No en vano sabe el poeta verdadero que la poesía es el primer motor de búsqueda de sentido para el lenguaje filosófico, su hijo mayor, que se encargará a su vez de ordenar el pensamiento y transmitirlo.
J.G.: ‘Documentos TV’ es un programa mítico de TVE fundado por usted en 1986 y que aún sigue en parrilla. ¿Podría contarnos cómo se le ocurrió, cómo fueron sus inicios y por qué, a su entender, se convirtió en el éxito que sigue siendo? ¿Ve en la programación actual programas que sigan esta línea?
Miguel Veyrat: ‘Documentos TV’ nació tras mi regreso a RTVE cuando ejercía de corresponsal en Londres, y saqué adelante, no sin vencer dificultades emanadas de la atonía propia de la casa, mi propuesta de un programa que no consistiera en los documentales al uso, sino apoyados en ‘documentos’ autentificados y fuera de toda posible interpretación sesgada. En general, los ‘documentales’ que nos llegaban de las productoras para su emisión estaban plagados de testimonios filmados con declaraciones de actores que comentaban el objeto central del tema de turno, pero plagados de matices que lo desviaban en un sentido u otro para influir en el espectador, siguiendo intenciones a menudo no confesables. Así de simple y así de complicado era ‘comprar’ en los festivales internacionales o producir con los medios a nuestro alcance. La pretensión de una verdad –que por cierto, siempre sería relativa— bien documentada y fundamentada con piezas auténticas y comprobadas llamó pronto la atención de los espectadores, situados ante un poco habitual ‘periodismo de datos’. Tan limpia queríamos que fuera aquella verdad informativa, que yo mismo decidí no aparecer en pantalla presentando cada programa para ‘explicar’ adónde nos llevaría su desarrollo en la pantalla. Pasado el tiempo me sucedió en uno más de los relevos periódicos de ‘La Casa’ debido a los cambios en el gobierno de turno —una de sus lacras que ningún político ha querido remediar— al frente del programa, un simpático muchacho vasco ligado al BBVA que a su vez había sido relevado de la TV pública de la Comunidad de Madrid en uno de esos ‘escraches’ de gobierno mencionados. Él duró muchos años en pantalla, ya que sin duda era un magnífico profesional.
Fernando Jaén: En 1969 entrevistó a Gerardo Diego en su tertulia del Café de Gijón, en Madrid. Él con 73 años y usted con 30, y me pareció un diálogo entre poetas más que una entrevista. ¿Qué recuerdos conserva de él? ¿Piensa que su poesía era ‘revolucionaria’ como él la definía? ¿Es misión de la poesía ser revolucionaria?
Miguel Veyrat: Gerardo Diego fue en sus principios un poeta con vocación literaria doblada de voluntad ‘revolucionaria’, montado sobre esta jaca tan difícil de domar, con una firme amistad con el Juan Larrea de la revolucionaria revista vanguardista ‘Favorables París Poema’, en cuya aventura acompañaba nada menos que César Vallejo. En el primer número (1926) de los dos que lograron salir adelante, escribían además de Gerardo Diego, Tristán Tzara, Vicente Huidobro, Pablo Neruda, Juan Gris y Pierre Reverdy, en gloriosa nómina. También fue Gerardo Diego el sabio impulsor de la tan mentada ‘Antología Poética’ publicada en 1932 y posteriormente llamada de la Generación del 27, a causa de la celebración en Sevilla precisamente en 1927 del mítico homenaje a Góngora en su centenario, donde coincidiera Gerardo Diego con Pedro Salinas, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Juan Chavás y José Bergamín. Podríamos citar datos sin cuento, como la factura y contenidos de sus poemas de entonces pero la posterior Guerra Civil partió por gala en dos aquella generación de poetas y Diego, como otros, formó parte de aquella trágica lista del ‘Canto General’ de Neruda: «Y vosotros Gerardos, Dámasos, hijos de perra…». Don Gerardo escribiría además encendidos artículos en la prensa del Movimiento, donde lamentaba «los trágicos horrores de la revolución roja». En sus versos se ensalza la ‘gesta’ del Alcázar, y también se llora la muerte de algunos caídos como en el ‘Soneto a José Antonio’: «Por ti, porque en el aire el neblí vuelve, / España, España, España está en pie, firme, / arma al brazo y en lo alto las estrellas», a la par que se ensalza la figura de Franco al que llama «Huevo del águila», metáfora que recuerda el abandonado surrealismo revolucionario… Todo esto marcó el antes y después de nuestro poeta, que no fue el único, como hemos visto, en avenirse a la deriva de ‘lo irremediable’. Mi intención en la entrevista fue resaltar, sólo en lo posible, pues la censura seguía viva, la práctica tolerancia de la sociedad española hacia aquellos ‘poetas del Régimen’, en unos momentos en que seguían prohibidos los verdaderos ‘poetas revolucionarios’, tanto literaria como políticamente, aún en el exilio como Alberti o clamando respeto desde sus tumbas como Machado, Cernuda y otros muchos cuyos restos reposan aún en México. De ahí que el antetítulo que escribí a su afirmación como ‘poeta revolucionario’ fue: «Lo dice él mismo».
Y sí, creo que la poesía tiene el derecho y el honor de encabezar la ruptura de las formas y contenidos caducos o que han convenido en adaptarse a la ‘realidad’ más garbancera de su época. La gran Historia de la literatura está poblada de tales ejemplos.
F.J.: En un determinado momento de esa entrevista, Gerardo Diego le dice que «la poesía buena nunca ha interesado más que a una pequeña parte de la humanidad». ¿Qué opina a día de hoy de la utilidad de la poesía? ¿Qué poesía considera usted como «buena»?
Miguel Veyrat: El ámbito poético es una vía al conocimiento anterior incluso a la aparición de la escritura, por lo tanto sólo las personas con la ambición de ver progresar su pensamiento hacia tal objetivo verán una ‘utilidad’ (palabra trampa) en la escucha, lectura o la práctica de la poesía. Como poesía buena o mala pueden catalogarse muchas maneras, desde una opción estética a otra ideológica, según practique el poeta que realice el invento. Pienso que todo poema que aporte a sus lectores un determinado nivel de satisfacción personal, puede considerarse buena. ¿Era buena la poesía de Miguel Hernández en el frente? Era mala la poesía de Emilio Prados o Luis Cernuda desde su exilio mexicano? ¿Era mala la poesía del propio don Gerardo en la España franquista que él mismo y sus lectores habían aceptado? ¿Pueden emplearse métodos críticos imparciales para juzgar a un poeta? Lo veo difícil, pero no imposible, ya sea el crítico de derechas, izquierdas, de centro o mero junta-palabras ‘solapero’ de periódico.
J.G.: Me he tomado la libertad de escoger algunas de las preguntas que le formuló a Gerardo Diego en aquella entrevista, que siguen estando de rabiosa actualidad, para que las conteste, si le parece, usted… ¿Qué cree que mueve a escribir ahora a los jóvenes poetas? ¿Cuál es el papel de la poesía en esta sociedad de consumo?
Miguel Veyrat: Pienso que entre la variedad tan rica y tan al alcance de los copiosos temas que ofrece la sociedad contemporánea, harán lo que hemos hecho siempre los poetas, jóvenes o viejos, penetrar la realidad buscándole sentido y, una vez hallado, aplicarle las reglas estudiadas y transmitidas por Pitágoras sobre los ritmos de las estrellas y por los grandes maestros de Occidente. Una vez hallado el sentido, las palabras se entrelazarán rítmicamente en la sesera y no quedará más que traducirlas al mítico papel en blanco cuya esencia nos explicó Roland Barthes. Bien es cierto que muchos ingenuos se han entregado al vértigo de las redes sociales y creen que organizar un poema es poco menos que redactar un ‘tuit’, trágico o divertido. No digo que no, pero el papel de la poesía en cualquier sociedad consiste en hacerla pensar en sí misma, trascendiendo hasta la conmoción emocional toda la actualidad que rodea al poeta y sus coetáneos, la cual una vez desnuda de los abalorios correspondientes resulta semejante, si no igual a sí misma, que en cualquier otra etapa de la Historia. Bajtin en sus ensayos de poética histórica lo decía mucho mejor afirmando que la palabra poética es histórica y social, ya se diera tal relación en el espacio como en el tiempo, en lo que llamaba ‘cronotropo’ surgido de la necesidad de moldear el poema según las épocas y las culturas. Escribir poesía es lo que tiene, resumiendo, unos logran realizar el verdadero retrato de su tiempo, y otros su caricatura.
J.G.: El profesor de la Universidad de Salamanca y crítico del diario ‘ABC’ de Madrid Luis García Jambrina define su poesía como «la luz hecha canto». ¿Cree que los poetas del Levante y del Sur español están de algún modo influenciados por la luz de su territorio? ¿Cómo lo hace en su caso y por qué eligió Andalucía como lugar en el que residir?
Miguel Veyrat: Les voy a contar una anécdota sobre lo que yo llamo ‘La luz’ de los poetas, que ilustra muy bien el tema: en tiempos fui muy amigo del gran poeta zamorano Claudio Rodríguez, autor del célebre libro de poesía ‘El don de la ebriedad’. Ambos éramos parroquianos habituales del Café de Gijón en Madrid, donde nos embriagábamos juntos al amor del vino de Valdepeñas y de una discusión recurrente. El citado libro comienza con estas palabras: «Siempre la claridad del cielo viene;/ es un don (…)». Ahí mismo comenzaba la polémica, casi siempre de madrugada, acompañándonos mutuamente a nuestras casas respectivas una y otra vez. Querido Claudio, le decía yo, la claridad no viene de ninguna luz del cielo, no es un don sino fruto de una difícil búsqueda; la luz de la que hablas y es acogida con aplausos beatíficos, seguramente es la de los profetas y poetas místicos monoteístas: demasiado fácil; en cambio, yo pienso que esa luminosidad que alumbra tus creaciones y las de los grandes artistas, viene directamente de la emoción causada por el resonar de los pasos del hombre sobre la tierra; y esa emoción una vez racionalizada, es la Conciencia, nada más y nada menos. Y mucho mejor si ese proceso alquímico tiene lugar en la sesera de un poeta que posee de nacimiento ese don». ¡¡¡Y ya la teníamos ‘armada’!!! Menos mal que el poeta Claudio era muy tolerante y cuando no podía ya más conmigo, bastante más joven e imprudente que hoy, pedía al camarero de turno dos vinos más. A Claudio le dediqué una de las partes de mi libro ‘Babel bajo la luna’. Desgraciadamente murió antes de poder leerlo, ojalá se haya topado con su claridad bendita.
Pero vayamos a la segunda parte de su pregunta. Las gentes del Sur y del Levante gozan en plenitud de la continua ‘claridad’ que les otorga el Sol, que también ha sido elegido frecuentemente como su dios por casi todos los pueblos con muy felices resultados. Al calor de tal luminosidad y energía, los hombres de los Levantes y los Sures se han relacionado también muy felizmente con sus vecinos; sería pues en ese caminar hacia el Otro como poco a poco fue fraguándose un magma llamado espíritu desde la conciencia individual a la colectiva, destinada a convertirse en los códigos morales de nuestro querido y entero planeta. Aún a riesgo, como en realidad sucedió, de ser dura y selectivamente codificada por los distintos chamanes y curas, ayudados por una variedad muy específica de poetas.
En cuanto a mi residencia actual en la que ya es mi propia tierra andaluza, me trasladé por amor, como tantas cosas buenas en la vida y también, ¿por qué no? Para ir en pos de esa luz violeta de la conciencia que obsesionaba a mi maestro Juan Ramón: quería yo buscarla personal y fervientemente en los atardeceres de Fuentepiña.
«Todo es posible para el poeta en su empeño de explorar nuevos caminos estéticos y abiertos al significado de la existencia»
F.J.: Publicó su primer libro, ‘Antítesis primaria’, en 1975, al que siguieron otras publicaciones. Tras diez años de silencio inicia una nueva indagación poética en la década de los 90 con la publicación de ‘El corazón del glaciar’, ‘Elogio del Incendiario’, ‘Conocimiento de la Llama’, ‘La Voz de los Poetas’, ‘Babel bajo la Luna’, ‘Instrucciones para Amanecer’, ‘Razón del Mirlo’ en 2010, y posteriormente ‘Poniente’, ‘Pasaje de la noche’ y ‘El hacha de plata’. En su obra predomina la búsqueda de un lenguaje poético veraz y sólido que marca la senda de sus poemas. ¿Cree que aún es posible la creación de un nuevo lenguaje poético? ¿Qué razones encuentra para seguir escribiendo a día de hoy?
Miguel Veyrat: Creo en esa búsqueda de un lenguaje poético veraz y sólido que usted evoca. No imagino a un poeta verdadero que no busque nuevos ritmos en sus horizontes culturales, nuevas relaciones entre todos los significados posibles de las palabras para crear significantes no utilizados hasta el momento. La polisemia de las palabras es una bendición para el poeta. Una búsqueda asimismo entre los filósofos y poetas del pasado, para hallar interrelaciones o puntos de partida aún no explorados desde su obra. Todo es posible para el poeta en su empeño de explorar nuevos caminos estéticos y abiertos al significado de la existencia. Me parecen suficientes razones para seguir escribiendo al día de hoy, cuando se obedece al impulso que todo creador alberga en su voluntad de indagar en lo desconocido. Actitud sobradamente ‘revolucionaria’, como decíamos…
F.J.: Recientemente publicó dos nuevos poemarios, ‘Diluvio’ y ‘Tu nombre es Eros’. En el primero parece explorar paisajes que sólo se vislumbran en la voz del poeta. ¿Es necesario un Diluvio para que surja de nuevo la palabra? ¿Quién se salvaría en este hipotético diluvio?
Miguel Veyrat: Sí, creo necesario tal Diluvio para que en el interior del poeta no perduren residuos malévolos como el silabeo de recuento y la rima, por ejemplo, residuos traídos por la facilidad, pero que fuera del contexto de sus creadores renacentistas toscanos y algunos de sus émulos europeos, incluidos los españoles, no resultan aceptables en la actualidad. Pienso, aunque jamás he intentado que nadie siguiera fielmente aquello que yo piense, que el poeta debe situarse siempre ante la palabra como ante la ya famosa hoja en blanco, que a menudo se asemeja a un muro que escalar y del que se intenta la revelación desde lo alto de un mundo desconocido una vez atravesado el obstáculo de la materia. El resto, esa música interior, casi sinestésica, el ritmo en que cada poeta tiembla desde niño, se lleva en la sangre y sólo precisa ser aplicado.
F.J.: Tras el ‘Diluvio’, quizá sólo el poder de Eros pueda salvarnos. ¿Qué nos ofrece ‘Tu nombre es Eros’? ¿Es Eros más poderoso que la propia muerte?
Miguel Veyrat: Sí, en efecto, Eros es el principio de vida, el punto cero desde el que parte todo conocimiento posible. Algunos platónicos lo han confundido con el ‘alma’. Eros es nuestro viaje hacia el ‘Punto Cero’, donde recomienza toda vida.
J.G.: A buen seguro tiene usted nuevos proyectos en mente. ¿Qué nos puede contar sobre los mismos?
Miguel Veyrat: ¡Jajajajaja! Seguir escribiendo poesía sin parar. Tengo en el garaje de mi ordenador varios libros inéditos, que no sé si lograré ver publicados ya que el tiempo acosa sin cesar y cuanto más viejo es uno, a mayor velocidad se fuga.
F.J.: Con todo el respeto que me merece, la edad ha dotado a su poesía una hondura que magnifica su misterio y su humanidad. Sin embargo, el poeta es en cierto modo un nómada, que a veces transita entre las sombras. ¿A estas alturas, prefiere usted la luz o las sombras?
Miguel Veyrat: A estas alturas, mi deseo de nómada irremediable es que el avance implacable de la edad me permita seguir transitando con provecho desde la luz a las sombras y viceversa, por algún resquicio aún desconocido. Muchas gracias a usted y su compañero Javier por sus inteligentes preguntas.
J.G.: Ha llegado el ya clásico momento ‘carta blanca’. Finalice esta entrevista como le parezca mejor.
Miguel Veyrat: Muchas gracias, porque pienso que dada mi edad ya puedo oficiar, aunque prudentemente, de consejero tanto para poetas jóvenes como para coetáneos: Huid siempre de la peligrosa ‘facilidad’. Es un abismo sin fondo.
POR LUIS SÁNCHEZ-MOLINÍ (DIARIO DE SEVILLA, 2019)
Pese a su genealogía pied-noir, su padre lo dio de baja como francés y lo hizo cien por cien español para evitar que fuese a la Guerra de Argelia. Aún así, Miguel Veyrat (Valencia, 1938), sigue conservando un aire de guiri elegante, de hispanista con jipijapa, bastón y “otro whiski, por favor”. Difícil es resumir la vida de uno de los periodistas de TVE más importantes de su generación, que fue corresponsal en Rabat, Londres, París, Ginebra… cuando uno piensa en el reportero cosmopolita, se le viene a la cabeza un tipo como Veyrat: simpático, desenvuelto, culto, políglota. Estuvo en mil batallas, como la delirante coronación del Sha de Persia, e ideó y puso en marcha para TVE el programa Documentos TV. También organizó la redacción en Madrid de la cadena europea Euronews. En su juventud fue un decidido militante antifranquista desde las filas del PCE, formación que abandonó una vez asentada la democracia, aunque sigue conservando un rejo de ‘gauche divine’. Asentado desde hace más de una década en Sevilla, se siente antes que nada poeta de la estirpe de Luis Cernuda, con una veintena de libros a sus espaldas.
–Es usted un hombre cosmopolita, no hay duda, ¿pero de dónde es verdaderamente?
–Esa es una pregunta que siempre respondo con evasivas. Nací en Valencia, durante un bombardeo de la aviación italiana en el año 38. Mi padre, un terrateniente proveniente de Argel, era el cónsul francés y se quedó en la ciudad tras la marcha del embajador. Ayudó a mucha gente que se quería ir de España, tanto republicanos como franquistas. El día de mi nacimiento cayó una bomba incendiaria en el jardín de casa y mi madre decidió regresar a Francia.
–¿Y cuándo volvió a España?
–Tras la Segunda Guerra Mundial. Me mandaron interno a un colegio de los Marianistas en Vitoria. Allí me enteré de lo que era el nacionalismo vasco. Yo era un jodido maqueto. Como decía Sartre: “siempre se es el judío de alguien” y yo fui el judío de algunos vascos. Sin embargo, tengo mucho cariño por aquella tierra. También viví en Cataluña, de donde era mi madre, lugar en el que entré en contacto con la lucha antifranquista más organizada.
–¿Y qué opina de todo lo que está pasando allí?
–Como le decía, mi madre era catalana y me casé con una catalana. Pasé todo los veranos de mi infancia en los Pirineos y hablo el idioma perfectamente. Pero lo que está pasando me ha hecho más español que nunca. Es todo un sin sentido. Gente abducida que vive una realidad paralela.
–¿Y cómo terminó en Sevilla?
–Estuve casado en primeras nupcias con la poeta y académica Clara Janés, con la que tuve una hija, Adriana, que es una excelente escultora. Después me casé con una chilena que conocí cuando ya era corresponsal en París. Entonces, yo colaboraba con el poeta Marcos Ana en las tareas del CISE (Centro de Información y Solidaridad con España). Por aquellos años había sido el golpe contra Allende y ayudábamos a muchos exiliados chilenos…
–¿También se acabó el amor?
–Las estadísticas dicen que el amor dura diez años… También me divorcié. Entonces recuperé el contacto con una persona con la que había tenido relación por temas políticos y profesionales años antes y que vivía en Sevilla… Yo estaba libre, empecé a venir a la ciudad, a la feria… Y aquí estoy.
INTERNO EN LOS MARIANISTAS DE VITORIA ME ENTERÉ DE LO QUE ERA EL NACIONALISMO VASCO. YO ERA UN JODIDO MAQUETO
–Sevilla tiene muchos cantores, pero también muchos detractores, sobre todo entre los propios sevillanos…
–A mí Sevilla me encanta, es una ciudad con una historia envidiable que no ha sido lo suficientemente explotada. Fíjese en Itálica, lugar de origen de dos emperadores. Ahora están a ver si la Unesco la reconoce como Patrimonio Mundial. ¿Por qué no se ha hecho antes? Cuando leía la Oda a las ruinas de Itálica, el poema de Rodrigo Caro motivado por el abandono de este conjunto, me conmovía, pero después pensaba en Sevilla y me decía a mí mismo: “¡serán gilipollas!”. Aquí están todos que si los moros, que si Ishbiliya… ¡Pero si nos regimos por el derecho Romano, nos movemos por su red de carreteras… pero si todo es Roma en España y, sobre todo, en Andalucía.
–¿Cuánto lleva viviendo en Sevilla?
–Doce años.
–¿Y cómo ha visto la evolución de la ciudad en ese tiempo?
–Como residente en el centro estoy hasta las narices de todos aquellos que explotan el turismo: los patinetes, los guías con altavoces… Están alterando la vida cotidiana de los vecinos. Además, algunos guías dicen unas barbaridades tremendas. El otro día escuché a uno afirmar que la Torre del Oro era donde Isabel la Católica recibía a sus amantes.
–Hablando de amantes. Usted lo es también de Cádiz.
–Conocí esta ciudad gracias a Fernando Quiñones, del que era contertulio en el Café Gijón. Una vez me invitó a los Carnavales y yo, que entonces tenía un Land Rover enorme, lo llené con sus amigos y nos fuimos rumbo a Cádiz. Fue una semana maravillosa. Ahora voy mucho a Conil, porque el padre de mi compañera, que combatió en la RAF durante la II Guerra Mundial, cuando se jubiló se compró una casa en la Fuente del Gallo. Se ve el cabo de Roche y el mar de Trafalgar, el escenario de la batalla que perdimos por culpa del maldito almirante francés Villeneuve. Es un lugar magnífico para un escritor.
–Estudió periodismo en Navarra.
–Mi padre quería que fuese ingeniero, pero después de muchos suspensos se convenció de que no podía ser. En Navarra fundaron una Facultad de Periodismo cuando en España esta carrera sólo se podía estudiar en las escuelas oficiales del Ministerio de Información y Turismo, cuyas principales plazas estaban reservadas a los gerifaltes del régimen. El primer decano fue Antonio Fontán, un liberal que luego sería director del Madrid, que fue clausurado por oponerse al franquismo.
–Fontán… sevillano de nacimiento y miembro del Opus Dei.
–Aquella era una España en la que había muy pocos periodistas y la inmensa mayoría de ellos eran oficialistas, trabajaban en medios del Movimiento. Hoy en día, muchos progresistas se niegan a reconocer el trabajo que hicieron los liberales del Opus Dei. Ellos entendieron de verdad que sin el Mercado Común no se iba a ningún lado. En esta línea se fue generando una quinta de periodistas y publicaciones, como la revista La actualidad española, que dirigió el propio Fontán, o Nuevo Diario, que era el gran enemigo de Emilio Romero, que lo llamaba Nada Dentro. Allí se gestó una generación de periodistas demócratas. En la pretransición hubo muy buenos analistas políticos que prepararon la llegada de la democracia y que, insisto, no ha sido reconocida… Llegué a tener una columna que se llamaba La Ventana. Un día me llamó un general de Franco y me amenazó con tirarme por la ventana. El tío era un bestia. Muchos nos la jugamos y después no lo reconocieron.
–De los miles de reportajes que ha escrito o grabado destáqueme uno.
–Le destacaré dos. El primero que hice para La actualidad española, en el que reconstruía la historia de una canción: Ya se van los pastores a la Extremadura. Me fui a la serranía de Oncala , en Soria, para seguir el camino trashumante de los pastores hasta los pastos de Extremadura. Me acompañó el gran fotógrafo Paco Ontañón y viajamos a lomos de mula. Fue un viaje verdaderamente bonito y bucólico, comiendo caldereta que los pastores hacían con los borreguitos recién nacidos.
–¿Y el segundo?
–Uno que no hice yo, sino que lo compré para Documentos TV, programa que fundé en TVE. Mediante una serie de contactos yo sabía que el juicio a Ceausescu y a su mujer había sido una farsa, un montaje del KGB para desacreditar al líder rumano tras la caída del Muro. El fusilamiento de los dos fue una barbaridad… ni en la Málaga de la Guerra Civil. Tiempo después, en el festival de Cannes, al que yo había acudido para comprar documentales, me encontré con un antiguo conocido que era el director general de la radiotelevisión rumana en el momento de los hechos, el cual tenía la filmación del juicio y la ejecución de los Ceausescu. Iniciamos una negociación: fuimos a cenar, tomamos varios whiskies… Pedía una barbaridad, pero logré una rebaja. Al final la compramos y la emitimos en Documentos TV.
–Aquello fue una barbaridad, pero Ceausescu no era ningún santo. Alfonso Lazo, que viajó a Bucarest con Tierno Galván, hace un relato delirante de aquella Rumanía.
–Precisamente, yo fui el representante del partido de Tierno, el PSP, en la Junta Democrática de París. A Tierno lo había conocido cuando lo entrevisté para Nuevo Diario.
–Usted también fue militante comunista hasta que abandonó el partido en 1979. ¿Nunca pensó que era una contradicción criticar al franquismo por ser una dictadura y después alabar los regímenes comunistas?
–Muchos de los que militamos en el comunismo no lo éramos realmente, pero sí creíamos que el PCE era la única organización con capacidad de enfrentarse al franquismo y, además, teníamos algunas ideas socialistas que coincidían con las suyas. La Primavera de Praga despertó los reflejos democráticos de muchos comunistas, su lado más leninista frente al estalinismo.
–La de Lenin tampoco fue una vida ejemplar.
–Tuvo que hacer la revolución y ganarle la guerra a las potencias europeas. Eso no se hace gratuitamente… En fin, estos debates son eternos y hay muchos tipos de argumentos.
–Es curioso, porque tiene un libro sobre los hedillistas, una facción de la Falange antifranquista muy desconocida en unos tiempos como estos en los que la cultura histórica y política está por los suelos.
–Ese libro estaba enmarcado en una colección en la que se iba a consultar a las diferentes opciones políticas cuáles eran sus planes una vez muerto franco, pero al final el proyecto, como suele ser habitual, se malogró. En el libro, José Luis Navas-Migueloa, un periodista cercano al falangismo, y yo hicimos una serie de encuestas a los seguidores de Hedilla, que había sido condenado a muerte por Franco. Le preguntábamos a una serie de falangistas cuáles eran sus proyectos tras la muerte de Franco y si iban a recuperar el viejo espíritu del nacional-sindicalismo, porque la Falange había empezado con un programa socialista. Me consta que Antonio Rivero Taravillo, cuando hizo su libro sobre José Antonio Primo de Rivera, lo consultó.
–Pero usted se considera ante todo poeta.
–Es que lo de ser poeta es una manera de percibir la realidad y de entrar en el conocimiento. Hubo un señor llamado Platón, al que luego siguieron todos los chamanes y todas las iglesias, que dijo que la razón era la vía adecuada para adentrarse en el conocimiento. Durante tres capítulos de la República –cuyo modelo fracasó en Siracusa– condena la poesía lírica. Sí le interesaba la épica para la formación de los muchachos… el ejemplo de los héroes… en el fondo era un falangista. Sin embargo, la poesía lírica supone una vía de conocimiento desde las emociones. Infinidad de pensadores, entre ellos mi amigo Eugenio Trías, te dirán que la filosofía es hija de la poesía. No en vano, el primer tratado filosófico es el poema de Parménides.
–En la poesía hay muchas banderías y pandillas. Gente dispuesta a la puñalada fácil.
–No pertenezco a ninguna. No entro en eso. Tampoco me presento a premios, que son algo así como concursos de belleza o carreras entre poetas.
–Pero tendrá alguna genealogía poética, ¿cuáles son sus autores de referencia?
–De los franceses: Rimbaud, Verlaine, Baudelaire… También algunos actuales que he traducido, como Jacques Darras… De los españoles, sin duda, Luis Cernuda, porque es el más honesto de todos los poetas. También Antonio Machado (¡quién no adora a ese corazón de oro!) y Alberti, pese a todos sus pequeños plagios y a sus habilidades.
–Volvamos a la ciudad. ¿Dónde percibe de una manera más clara su belleza?
–Adoro los Jardines de Murillo. Les acabo de dar un abrazo a todos los responsables de Modesto cuando me he enterado que van a volver a poner desayunos. Mi gloria es ir desde la Calle Aire, donde vivo, hasta los Jardines a desayunar una tostada con jamón, aceite y tomate… Esa luz de amanecer que todavía perdura en la copa de los árboles, las sombras que brillan… En Sevilla he encontrado mi sitio.
POR MIGUEL ESTEBAN TORREBLANCA (TODO LITERATURA - REVISTA- 2020)
Reside y trabaja actualmente en Andalucía con dedicación exclusiva a la escritura de poesía, traducción y ensayo.
¿Podría usted contarnos un poco de su vida y actividad literaria?
Mi vida ha estado dedicada por entero al periodismo y la poesía. Como periodista aprendí a reconocer valorar y relatar la verdad objetiva de los hechos. Como poeta, las emociones que provocan aquellos hechos. Siempre distinguiendo ambas realidades.
¿Cuáles fueron sus primeras lecturas poéticas y qué autores le influyeron ?
Rompí aguas con Miguel Hernández. Influido por él publiqué mi primero libro, hoy olvidado, “Coplas del vagabundo”, en 1969. Después leí a Juan Ramón y a nuestros poetas exiliados, sobre todo a Cernuda, único digno sucesor del simbolismo de Juan Ramón, heredero a su vez de los simbolistas franceses. Más adelante me influyeron T. S. Elio, Rilke y Hölderlin.
¿Cómo definiría a su poesía?
No sabría. Todo poeta cree que su poesía es única, pero lo único no existe. Mi poesía alarga su sentido a veces de un modo superrealista.
¿Cree que el poeta “evoluciona” en su escritura? ¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?
Ha cambiado, es cierto, y se distinguen tres etapas claras desde 1975, fecha de la publicación de mi primer libro digno de ese nombre, hasta el año 1990; después en 2000 hasta la definitiva escritura de 2008 y mi llegada a la Andalucía en que hoy escribo y vivo contento y feliz.
¿Cómo siente que un poema está terminado y cómo lo corrige?
Es el propio poema al cerrar su rítmica y su sentido lo que determina su término. Lo corrijo de inmediato para no dejar que nada se evada y luego dejo trascurrir el tiempo para sucesivas lecturas y retoques.
¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?
La emoción de algún lector
¿Qué lugar ocupa, para un poeta como usted, las lecturas en vivo?
Un lugar importante pero que a menudo decepciona. pocos poetas saben leer en voz alta sus poemas: Neruda es ya un ejemplo clásico. De citar contemporáneos, me abstengo.
¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, blogs etc?
Me parecerá bien toda forma de difusión de la palabra.
¿Podría recomendarnos un poema de otro autor que le haya gustado mucho?
Desolación de la Quimera de Luis Cernuda.
¿Qué libro está leyendo en la actualidad?
En la actualidad repaso algunos libros de jóvenes poetas que tienen la amabilidad de enviarlos.
¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este camino de la poesía?
Huir de la facilidad
¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?
Pasa por momentos muy difíciles que la llevan a romper sus compromisos morales con la calidad. Pero sobreviven editores que realizan una resistencia heroica.
¿Qué libros ha publicado ?
De poesía:
Coplas del Vagabundo (Ed. de autor, Valencia, 1959)
Antítesis Primaria (Adonais, Madrid, 1975).
Aproximática (Endymion, Madrid, 1978).
Adagio Desolato (Endymión, Madrid, 1985).
Edipo en Chelsea (Ediciones Libertarias, Madrid, 1989).
El Corazón del Glaciar (El Guadalhorce, Angel Caffarena, Málaga, 1990).
Última Línea Rerum (Libertarias, Madrid,1993).
Elogio del Incendiario (Libertarias, Madrid, 1993).
Once poemas en memoria de Paul Celan (Cuadernos del Céfiro, Móstoles, 1996). Plaquette.
Conocimiento de la Llama (Colección “Escritores Valencianos”, Valencia, 1996).
Mysterium, La Puerta Mágicay El Cielo Vacío, trilogía bajo el nombre de La Voz de los Poetas (Calima, Palma de Mallorca, 2002).
El Cielo vacío(Institució Alfons el Magnànim, Valencia, 2003) y sus traducciones respectivas al francés, italiano, catalán y portugués. En sus respectivas plaquettes.
Babel bajo la luna, Trilogía de la Incertidumbre (Calima, Palma de Mallorca, 2005).
Antología Desde la Sima (Poesía 1975-2005), recopilada y prologada por Françoise Morcillo (Alfóns el Magnànim, Valencia, 2004).
Instrucciones para amanecer (Calima, Palma de Mallorca, 2007).
Nueva edición corregida y aumentada de Elogio del Incendiariocon el nuevo título de El Incendiario (La Lucerna, Palma de Mallorca, 2007)
Razón del Mirlo (Renacimiento, Sevilla, 2009)
Nueva edición corregida y aumentada de Conocimiento de la llama (La Lucerna, Palma de Mallorca, 2010)
La Puerta Mágica, Antología 2001-2011. Selección e introducción de Ángel Luis Prieto de Paula (Libros del Aire, Madrid 2011)
Ponient e(Bartleby/Poesía, 2012)
Pasaje de la Noche (Barataria Ediciones, 2014)
La Raggione del Merlo (Edición bilingüe hispano-italiana de «Razón del Mirlo» traducida por Marcela Filippi y publicada por Commisso Editore, Roma 2014)
Cantos de Travesía (Antología personal 2007-2014) publicada en México por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla en la colección «La abeja de Perséfone» , 2014
El Hacha de Plata (Ediciones de la Isla de Siltolá, Colección “Tierra”, nº 75, Sevilla 2016)
Nueva edición revisada de Instrucciones para amanecer, publicada por Ediciones La Lucerna, Palma 2016
Nueva edición revisada de La voz de los Poetas, publicada por la editorial Ars Poetica, Pola de Siero, Asturias, 2017
Nueva edición revisada de Babel bajo la luna, por la colección ‘Aude sapere’ de la editorial Ars Poetica, Asturias, 2018
Diluvi o(Ediciones de la Isla de Siltolá, colección «Tierra», nº 116, Sevilla 2018
Tu nombre es Ero s(Ediciones Tigres de papel, colección «Bengala», nº 34, Madrid 2018)
Huella al rojo,(Antología biográfica en Audio libro editado por La Fonoteca Española, thebooksmovie.com en 2019)
Miguel Veyrat, Passages de L’Aube, ensayo de Françoise Morcillo sobre su obra poética, en la «Collection Classiques pour demain» de la editorial francesa L’Harmattan, 2019
Furor&Fulgor, Ediciones de la Isla de Siltolá, Colección «Siltolá Poesía», nº 89, Sevilla 2020
Nueva edición corregida y revisada de Razón del Mirlo, Colección Pippa Passes de «Buenos Aires Poetry», Buenos Aires, 2020.
Después he cultivado otros géneros como la novela, la traducción de poetas extranjeros y el ensayo, pero la lista ya se haría demasiado larga
¿Cómo es su vida dia a dia?
Muy sencilla, me levanto sobre las 5 y media de la mañana, tomo un desayuno ligero y trabajo hasta las nueve. Salgo a dar un largo paseo hasta los muelles del Guadalquivir y desayuno de nuevo sentado en la terraza de uno de los maravillosos bares de Sevilla. Después del almuerzo y una siesta, paseo de nuevo por mi barrio de la judería hasta la noche en que reviso lo anotado y escrito durante la mañana y el día. Me acuesto temprano. Es una vida muy sencilla de viejo pensionista.
¿Cuál es la pregunta que le gustaría que le hubiera hecho y no se la he hecho?
Su entrevista ha sido muy completa y amena de responder. Muchas gracias, querido amigo.
POR CARIVANO (2020)
Miguel Veyrat, bienvenido a Carivano en la red
R.- Bienhallados, estimados amigos. Me da mucha alegría ser escogido por ustedes para formar parte del espléndido elenco de hombres y mujeres de las artes y las letras entrevistados en Globedia y su Blog Carivano, muchos de ellos muy conocidos del público y algunos buenos amigos míos. En especial a usted mismo, amigo Carlos Iván Ontiveros a quien sigo y leo desde hace tiempo.
P.- Miguel Veyrat, nos gustaría que nos hablará un poco sobre usted, su juventud y de aquellos años antes de salir de España.
R.- Mi infancia y juventud se vieron marcadas, como la de millones de seres humanos a lo largo de una Historia que se repite en nuestros días en ámbito global —y no precisamente “como comedia” como ironizaba Carlos Marx—, por las consecuencias de una guerra civil.
Nací en 1938 en la ciudad de Valencia bajo las bombas de la aviación fascista italiana que, como la Luftwaffe de Hitler, ayudaba Franco a ganar la que sería considerada más adelante por los historiadores como primera batalla de la II Guerra Mundial.
Una guerra fratricida nadie la gana pues la pierden todos, mas padecen sus consecuencias en primer lugar los niños obligados a ser educados en la ideología del vencedor, que aún no sabe que su triunfo y el de sus ideas siempre será provisional.
La ideología totalitaria que se intentó inculcar a varias generaciones de españoles contó con la inestimable ayuda de un clero tan fanatizado como en la Edad Media —paseaba al dictador en procesión bajo palio— hasta el punto de que a aquél régimen militar se lo llamó “nacional-católico”. Muchos de los niños y adolescentes sometidos a ese trato se convirtieron en dóciles corderos. Otros, los menos, no. Me encontré por cuestión de carácter entre “estos otros”, carne de marginación.
P.- Coméntenos cómo se da ese primer contacto con la escritura ¿Desde niño ya pensaba usted en ser escritor? ¿Sobre qué escribía?
R.- La respuesta debe estar necesariamente conectada con la anterior. Ante la ausencia de maestros, asesinados ritual y sistemáticamente por los falangistas que seguían a las tropas de Franco tras la “conquista” de pueblos y ciudades, fue la SICR la que tomó la tarea de “educar” a niños y adolescentes.
Yo pasé largos años en un internado de frailes en una ciudad del país vasco especialmente obscurantista. Lo insoportable de aquella vida a ritmo de actos religiosos y obligatorios intenté suplirlo con horas de lectura, llamémosla “laica”, entre lo poco que podía hallarse en la biblioteca del colegio en la que lógicamente se encontraban excluídos los poetas “extranjeros” considerados como peligrosos además de, por supuesto, los españoles más recientes, ya desaparecidos o asesinados, clandestinos o residentes en sus exilios de acogida fundamentalmente en Argentina y sobre todo en México, gracias a la labor solidaria del entonces gobernador del Estado de Puebla y después presidente Cárdenas.
Sin embargo, sí que pude beber para mi fortuna y directamente de los clásicos. Mi primera labor de escritura consistió pues durante los largos días de invierno en copiar “religiosamente” a todos aquellos poetas universales que desde la civilización griega hablaba de civilización en democracia y libertad, hablaban de amor de cualquier clase y condición sin que la “censura” se preocupara por ellos.
Ellos me enseñaron a pensar y así fui creando “anti-cuerpos” hasta que me atreví a redactar mis primeras “pruebas de escritura” literaria. Siempre acerca de las personas y las cosas entre las que me había tocado convivir en escenarios donde dejaba volar mi imaginación desbordada por las ansias de salir del encierro. Sin embargo, como ya es conocido, tras una primera recopilación de poemas publicada a mis veinte años pero de título significativo, “Coplas del Vagabundo”, retrasé la salida de lo que podría considerarse mi primer libro hasta veinte años más tarde, convencido de que sólo la experiencia y el estudio podía dotar de contenidos de peso a mi obra, más allá de toda inspiración inmediata.
Por supuesto que intenté destruir cuantos ejemplares pude encontrar al cabo del tiempo de aquella primera prueba… Desde entonces he seguido siempre el lema hallado en mi temprana lectura de las epístolas de Horacio: Cur si ego ignoroque, poeta salutor? o bien “¿Cómo ignorante de mí, me atrevo a llamarme poeta?
P.- Usted fue corresponsal de prensa en París, Ginebra, Rabat, Argel, Roma, Londres y vivo en Francia, Inglaterra, Italia. ¿Qué recuerdos tiene de aquellos años? ¿Extrañaba vivir en España?
R.- De aquella España no podía guardar sino malos recuerdos, exceptuando las vacaciones de verano que se extendían a tres meses por entonces en el idílico pueblo de mi abuela catalana en pleno pirineo y a dos pasos de la frontera francesa. Vivir después en aquella Europa en plena reconstrucción tras el desastre de la guerra —bien es cierto que con la ayuda de los dólares americanos de un plan Marshall que por razones obvias se denegó a la España fascista— suponía una bocanada de aire fresco para un joven periodista con aspiraciones de escritor y ansioso de respirar y aprender de las libertades y virtudes de la Ilustración (otra oportunidad histórica perdida para mi país gracias al rey felón Fernando VII y la falsamente llamada “guerra de la Independencia”).
El trabajo de corresponsal me permitió ahondar en la sociedad de aquellos países —casi “de acogida” me permitiría decir—, en sus costumbres y sus leyes, su historia de la que formaba parte el mío aunque temporalmente excluído de la aún balbuceante comunidad política, económica y social, y también abordar después con cierta solvencia la problemática de los países de otras civilizaciones. A entender mejor la diversidad humana en sus modos de vivir y organizarse.
P.- Trabajó usted en zonas de conflicto donde desarrolla una actividad periodística que le permitió vivir en primera persona sucesos tan importantes que van desde las primeras guerras de Israel, con el general Dayan al frente, o las batallas cruciales en Vietnam, el terremoto de Agadir, la muerte del Che en la selva boliviana, el Concilio Vaticano II, la Coronación del Shah de Persia con su flamante Farah Dibah al lado, tras el repudio de la popular Soraya, entre otras. ¿Cómo influyo en su obra? ¿Alguna diferencia entre aquellos conflictivos tiempos y los actuales? ¿Qué no hemos aprendido?
R.- Mi actividad de reportero internacional en zonas de conficto, previa a la más tranquila y reflexiva de corresponsal permanente o siplomático, revolucionó por entero muchas de mis ideas preconcebidas acerca de la Humanidad.
Tocar la sangre con las propias manos, sentir junto a las poblaciones el miedo a las bombas y sus efectos, ver a la muerte inmisericorde segar vidas inocentes, respirar su olor, el de la traición o la hipocresía política y militante, trastorna el espíritu más sereno; y el mío ya no tenía nada de eso en origen.
Yo aprendí sin embargo a contener mis emociones colocando al servicio de la objetividad periodística —dentro lo posible— todo aquello que veía y de lo que notaba nota para redactar mis crónicas y reportajes. Lo que podía sentir personalmente pasó a formar parte de mi patrimonio literario; la construcción de un mundo propio que cuajaría en mi obra poética actual nace por tanto de todas aquellas experiencias unidas a las ya relatadas de mi infancia y adolescencia.
No veo ninguna diferencia con los tiempos actuales en cuanto a la violencia intolerante ejercida sobre la libertad de pensamiento; no hemos quizá aprendido que toda supuesta “realidad” no es tal como parece; nunca lo ha sido, pues la Historia la han escrito siempre los amanuenses de los vencedores, pero la percepción de lo real objetivo se agrava en nuestro tiempo en que la labor informativa de los medios contemporáneos ha degenerado hasta el punto de que lo que podíamos llamar libertad de prensa —que debía asegurar la probidad de la información y opinión—, se ha convertido en propaganda pura y dura.
Ello se debe a mi entender a la desaparición de auténticos empresarios periodísticos y la entrada masiva de las grandes corporaciones bancarias “mundializando” sus propios intereses en los medios tanto impresos como digitales, los audiovisuales o las recientes redes sociales siempre a través de empresas auxiliares al servicio del mejor postor.
P.- Participa usted en Informativos nacionales e internacionales, medios escritos y visuales entre los cuales debo destacar Documentos TV el cual sin duda es una referencia en España y a nivel internacional ¿Cómo nace esta idea y que significo para usted la realización de este programa?
R.- “In illo tempore”… trabajé en RTVE como responsable de los programas informativos “no diarios”. Entre mis tareas debía asistir a los Festivales de cine documental, que son muchos y abundantes en todo el mundo. Comencé por rechazar todos aquellos que suponían una visión edulcorada o falseada de los hechos, como por ejemplo las teatralizaciones insertadas en el relato que permitían, mediante diálogos y escenas ficticios, adaptar lo realmente acontecido a la intención de los productores.
Así, en relación con mis colaboradores y unos directivos determinados por la alternancia de los partidos en el control del Ente Público, elaboré la noción de “documento” diferenciada del “documental” al uso. Pocas explicaciones más necesitaría este sencillo hecho que sólo buscaba, como es debido en todo trabajo honesto de documentación e información, suministrar a los ciudadanos los elementos probados y suficientes para formarse una opinión propia.
El programa significó para mi recuperar una de las tareas que en los años ’60 ilusionó a una parte de la izquierda europea: el uso de la televisión para contribuir a una mejor educación de masas. En un medio público esa debería ser a mi juicio la primera y elemental tarea, mas por desgracia la corrupción ha alcanzado todas las esferas de lo público permitiendo que la publicidad más agresiva penetrase sus espacios más libres.
Subsiste este programa acaso como una pequeña joya en el aluvión de basura de consumo masivo. Lo supongo sólo, porque hace tiempo que he apartado los medios audiovisuales de mi vida cotidiana. Sólo leo, escribo literatura y me informo selectivamente a través de los diarios y revistas impresos o virtuales.
P.- Miguel Veyrat, usted ha publicado más de una treintena de libros de poesía, narrativa, periodismo y ensayo, como docente, conferenciante y fundador de la primera Facultad de Ciencias de la Información de España, en la Universidad Complutense de Madrid. En el año 2007 recibió el Premio internacional Stendhal de traducción. Nos deja usted un legado invaluable ¿Qué significa todo esto para usted?
R.- El fondo previo y preciso para abordar con solvencia lo que queda de una vida dedicada ya por entero a la escritura de poesía y ensayo. Y en ese empeño final empleo a fondo todas mis fuerzas. Queda también inesperada y enrme satisfacción de que compañeros en el mundo de la información como ustedes ahora mismo, como dije al inciarse esta entrevista valoren mi trabajo como un legado digno de valorarse.
P.- «La Ragione del Merlo» es una de sus obras más representativas. Myriam Iturra Ampuero publica un extenso e interesante trabajo sobre la obra poética de Miguel Veyrat (Recopilatorio preparado para el Encuentro con Commisso Editore en Valparaíso Chile octubre 2014, Feria del libro de Viña del Mar 2015) y publicado en la revista Universo la Maga. Coméntenos un poco sobre esta obra.
R.- Por supuesto que agradezco primeramente a la estupenda documentalista Myriam Iturra Ampuero su dedicación y empeño por recopilar, analizar y difundir mi obra. Escribí ese libro, que para mi sorpresa ha resultado uno de los más leídos de entre todos los ya publicados, tras un período desgraciado en mis asuntos personales. Lo hice tras terminar a duras penas otro libro de los que me siento más orgulloso, “Instrucciones para amanecer”.
Me explico: esa debía haber sido la última poesía nacida de mi mente. A punto de terminar con todo, un encuentro inesperado acompañado de nuevas ilusiones por vivir me llevó a agregar a aquel libro que debía permanecer incompleto o destruirse, una última parte titulada “Al maestro cantor: Instrucciones para amanecer” al modo de los viejos salmistas.
Al amanecer de esa nueva vida y en un lugar geográfico distinto y distante a los escenarios donde me había movido hasta entonces, a la par que mucho más hermoso y grato, recomencé a escribir poesía. El jardín marino de la casa donde vivía y vivo actualmente, sobre un acantilado de la costa gaditana y frente a las costas africanas, abundaba en aves de esa especie tan “especial”, valiente y bella en su plumaje y actitudes, que es el mirlo. Su canto de apareo en primavera, lanzado al presentir la llegada de los primeros claros del alba, es uno de los más hermosos de la naturaleza que inspiró por cierto a otros poetas y al compositor Messiaën uno de los pasajes más hermosos de su “Barranco de los pájaros”.
No olvidemos que nuestras artes son hijas de la música hecha palabra. En esa asociación del canto por encima del individuo y de la muerte de la especie, apoyada en unos versos inmortales del gran poeta español Luis Cernuda —cuyos restos permanecen, al igual que en Collioure los de Antonio Machado, en una tumba de su exilio mexicano— nació esa “Razón del mirlo”; esa sinrazón de los poetas alimentada a lo largo de los siglos desde que se entonara musicalmente el primer grito de amor o de angustia de un ser humano —que sí posee conciencia de la muerte personal y cuyo temor resulta a menudo incapaz de superarse siquiera con el consuelo del canto.
Déjeme reproducir las significtivas palabras de Luis Cernuda escritas en las páginas de “Ocnos” y que coloqué como epígrafe imprescindible abriendo mis propios versos: …¿qué puede importarle al mirlo la muerte?, como si ella con su flecha pesada y dura no pudiera pasarle, silba el pájaro alegre, libre de toda razón humana.
RAZÓN DEL MIRLO de Miguel Veyrat. Un vídeo de Juan Bote Valero.
P.- ¿Qué es lo más difícil de escribir?
R.- La poesía. Muchos son quienes intentan hacer poesía verdadera y se pierden por vericuetos emocionales de superficie. Poesía no es otra cosa que una vía al Conocimiento, la primera disposición de la mente humana que cuando se expresa en palabras —que evocan sonidos primordiales y en tal eco recuperado reside toda su esencia— crea pensamiento, y al unirse con la música da lugar al canto. Es por tanto la fuente de la sabiduría humana y de toda literatura. Es el género de géneros y la propia palabra griega que la designa como “Poiesis” significa nada menos que “creación”.
P.- ¿Algún libro o escritor favorito?
R.- La lista sería interminable pero le brindo la respuesta que en un atrevido resumen acabo de realizar para el profesor de literatura de una universidad española que me ha planteado el ya famoso “Cuestionario Proust”, célebre no sólo por su más ilustre encuestado sino por la exigencia de brevedad en la síntesis de las respuestas. He escogido aquellos cuya escritura considero que ha podido influir de modo mayor en la mía: “Joyce y Proust, cada uno en su estilo. Horacio en sus epístolas, Cervantes en su limpia e irónica escritura de la época (detesto las pedantescas “actualizaciones” que privan a los jóvenes lectores del aprendizaje de la etimología y por tanto de su propia lengua en la lectura de las notas a pie de página).
En cuando a los poetas desde el autor de Gilgamesch, Alceo, Homero, Horacio, Virgilio, Góngora, Shakespeare, Leopardi; entre los simbolistas franceses y los autores del novecento italiano —los llamados “herméticos”— prácticamente todos; Hölderlin, entre los contemporáneos junto a Rilke, T.S. Eliot, JRJ, César Vallejo, Luis Cernuda, Wallace Stevens.
P.- ¿Pueden las artes y en especial la literatura cambiar al mundo?
R.- Si no cambiarlo, al menos tratar de conocerlo y transmitir ese conocimiento como he tratado de decir hasta ahora para hacerlo más habitable. La nueva realidad que los verdaderos “creadores” puedan presentar del mundo constituye un elemento imprescindible de reflexión a lo largo de todas las edades, en una cadena que sólo tendrá fin cuando se extinga nuestra especie.
No creo en la poesía programática, épica y/o profética, que intenta literalmente un cambio en el modo de actuar y pensar de las gentes. Sin embargo en determinados momentos históricos el hombre ha producido una intensa y valiosa poesía de combate cuando la propia civilización oscilaba en el juego trágico de su supervivencia.
P.- ¿Para Miguel Veyrat ¿Qué representa lo espiritual?
R.- El término “lo espiritual”, aplicado a tan distintas y a menudo espúreas acepciones al confundirlo principalmente con la llamada “alma” inventada por Platón y que tanto éxito ha cosechado entre los seguidores de las religiones monoteístas al calificarla de “inmortal” y atribuírle funciones de “salvación” o “condenación” eterna de los individuos, en función de una fe determinada, sólo representa para mí aquello que Bergson definió como “Élan vital”.
Es decir, la energía o impulso elemental y mental que nos lleva a percibir, decidir y ejecutar las más diversas acciones, llámense éstas “espirituales” —en puridad mentales o de pensamiento— o simplemente sociales, humanitarias.
Así lo entendió el inolvidable Antonio Machado, quien dejaría constancia del pensamiento que Bergson le transmitió al asistir a sus clases en Sorbona en compañía de Leonor, su trágica Leonor por cuya súbita enfermedad declarada durante su estancia en París se vieron obligados a regresar a Soria solamente para morir en los brazos del poeta. Deja constancia don Antonio de su especial sentimiento de lo espiritual en toda su poesía posterior y en especial en sus altísimos ensayos sobre pensamiento poético y poesía “Abel Martín” y “Cancionero apócrifo de Juan de Mairena”.
Valgan estos pocos versos para significar la idea que expuse al principio: Caminante, no hay camino./ Camino se hacer al andar. En realidad creo firmemente que lo espiritual reside en lo que convenido en llamar conciencia. Y sé que también Novalis y sus compañeros “iluministas”, por ejemplo, estarían de acuerdo conmigo.
P.- Miguel Veyrat, como sabe Internet se ha convertido en el medio de comunicación más importante en el mundo. Redes sociales como Facebook, Blogger, Word Express entre otras, permite a los creadores una gran proyección y exposición de su trabajo. ¿Cómo ha sido su experiencia?
R.- Extraordinariamente positiva. Regresaré por un momento al pasado si me lo permiten. A pesar de mi dedicación profesional en exclusiva al periodismo hasta mi jubilación laboral forzosa, siempre escribí poesía. Y la publiqué con cierta fortuna y aprecio de los críticos académicos y reseñistas fortuitos de periódicos. Nunca me faltó editor para mis libros.
Sin embargo, mi gran salto adelante en la escritura poética sucede cuando para superar unos años difíciles producidos por esa misma expectativa de fin de época como informador, decido no dejarme atravesar por la saeta de la melancolía y superar la súbita soledad dedicándome por entero a leer aquello que no había podido leer en el pasado y esforzarme en alcanzar una serie de objetivos a través de la filosofía y la poesía. Creo sinceramente que he logrado poner en pie una obra de cierta solidez y belleza, por la que muestran constantemente su agrado los lectores. Tan especiales, exigentes y diversificados en sus gustos… los lectores de poesía, que podríamos calificarlos también como poetas “que no escriben”.
Quiero añadir que gracias a una voz propia largamente buscada y a costa de una insobornable independencia cara las distintas agrupaciones de poetas profesionales (también llamadas “corrientes” como en partidos políticos) dedicados a hacer “carrera de poeta” medrando e imitándose los unos a los otros en busca del apoyo y el premio de los poderes públicos. Y ya no estaría tanto en juego la aceptación por los lectores o espectadores contemporáneos del artista independiente, sino su mero acceso a ellos.
Deducimos por tanto que el único “mecenas” contemporáneo debe ser siempre el lector de literatura o el espectador de las obras de expresión visual (detesto la palabra “consumidor” aplicada a las artes y las letras). En fin… terminaré ya toda esta larga introducción por la que pido excusas para confirmar que las redes sociales me han proporcionado un nuevo tipo de lectores que expresan sus preferencias de modo directo en plena libertad, sin mediatizaciones interesadas.
Mi experiencia en ese sentido, sobre todo en mi medio preferido que es Facebook, ha sido muy positiva y satisfactoria. En la red he encontrado entrañables amigos, lectores y editores de mis nuevos libros a quienes agradezco de todo corazón su amistad incondicional. Claro que esto exige un esfuerzo cotidiano que aprecian quienes me leen: cada día publico y comento un poema mío o de otro poeta de mi estima, lo que me convierte en cierto modo en mi propio editor y… jefe de relaciones públicas, jajajaja! ¿Que también existen insidias y pequeñas traiciones entre los que se autoproclaman amigos en las redes? Claro, somos humanos no virtuales quienes manejamos las teclas, pero existe la posibilidad de evitarlos escogiéndolos con paciencia y cuidado.
P.- Cuál es su recomendación para quienes se inician en el mundo de las artes y la literatura
R.- La literatura es una pasión sin más, y como toda pasión es incontrolable o muy difícil de embridar. Yo diría a esas personas que si les resulta posible vivir sin escribir, no escriban. Evitaríamos así tanto amateurismo indeseable dejando de alimentar la mediocridad publicada.
¿Cómo iniciarse? Abundan hoy en día las llamadas escuelas de escritura, sí; pero las primeras letras las enseñan los maestros de escuela y a escribir literatura en serio sólo se aprende solo y con esfuerzo, siempre a partir de una pasión innata por el pensamiento unido al impulso de las propias emociones.
Se inician los escritores, sean jóvenes o tardíos, leyendo sin cesar y con criterios selectivos, escribiendo día y noche, en huida de la facilidad engañosa al desechar incluso restos de varias cribas, hasta configurar un mundo propio que compartir con todos. Ello sucederá cuando la voz singular y convincente así formada consiga ser escuchada por una mayoría que se identifique con ella al sonar en una nota más alta y armónica entre las demás.
Para ellos pues un último consejo, que pueden seguir o no: Guárdense de los puristas, de los falsos maestros y traten siempre de innovar. Huyan siempre de la engañosa “facilidad”. Aunque creo que cada uno debe hallar por sí solo su propio camino y me disgustaría que mis palabras supusieran que me coloco como un ejemplo a seguir.
P.- Para finalizar, un mensaje para todos sus seguidores a través de las redes sociales.
R.- I like you J «Léanme como hoy los leo: sin prejuicio alguno»